jueves, 19 de marzo de 2015

Capítulo 1

El sonido de la música sonando inunda mi habitación. Es la canción Timber, de Kesha y Pitbull, una de mis canciones favoritas. Me despierta muy bruscamente, y yo odio despertarme así. “Debo cambiar de canción” me anoto mentalmente. El año pasado era mi padre quien me despertaba, pero en el verano le dieron un trabajo en Inglaterra como profesor (es que estaba en paro), y como mi madre ya está en el trabajo, estamos en casa solo mi hermano mayor Andrés (que debería ir en primero de bachillerato, pero como repitió tercero el año pasado, pues va en cuarto, un curso más adelantado que yo) y yo, y él se despierta a las 7.45.
It´s going down, I´m yelling timber.
You better move, you better dance.
La letra empieza a sonar. Cojo mi iPod y deslizo mi dedo por la pantalla para apagar la música. Tengo muchísimo sueño, pero, como siempre, la única manera de quitármelo es empezar a trabajar y hacer algo productivo.
Salgo de mi cama de un salto y me visto con unos pantalones vaqueros, una camiseta gris y un jersey bastante finito blanco y después me hago una trenza.  Bajo corriendo las escaleras hasta la cocina y allí me preparo la merienda (en realidad eso es mi desayuno) para llevar a clase y tomar en el recreo.
Miro el reloj en mi iPod, son las 07.45. Subo a mi habitación, cojo mi móvil (un Samsung Galaxy de lo más simple, y heredado de Andrés, además de que está un poco estropeado) y me lo guardo en el bolsillo de mi pantalón. Abro mi cajón y de él saco Las ventajas de ser un marginado. Empiezo a leer.
A primera vista parezco la típica niña pequeña e inmadura (además soy muy bajita, y eso ayuda), pero no. Me considero madura para mi edad, y lo que más me encanta en el mundo son los libros.
Un sonidito sale de mi móvil, es un mensaje de Wathsapp. Es de Andrés. “Ya estoy listo para ir en la parada, baja”.
“No puedes gritar, ¿verdad? Ni que no viviéramos en la misma casa” le respondo, tirando el móvil sobre mi cama.
-¡¡Gema!! ¡¡BAJA!! –se oye desde abajo.
Bajo las escaleras a gran velocidad, y me encuentro a Andrés abajo con las llaves en la mano. Freno en seco delante de él y le digo:
-Recuerda que lo que dijo mamá ayer: no te puedes meter en más líos en clase o te expulsarán.
-Ya lo sé –me responde, de manera amable como siempre (siempre me ha extrañado eso, porque ni a mamá le trata tan bien)-, y tú recuerda que eres mi hermana pequeña.
Salimos del portal y, como nuestra parada está justo al lado de nuestra casa, llegamos enseguida. Amanda, la novia de Andrés, ya estaba allí esperándonos. Antes de que me dé tiempo a decir hola, empiezan a darse un largo y apasionado beso.
Cuando se separan miro a Andrés con cara de reproche, él sabe que no tengo muchos amigos, y por eso, cuando dos personas se besan delante de mí (sólo cuando estamos los tres solos), me siento muy marginada.
Mi queridísimo hermano me ve y me ignora. Muchas gracias.
Llega el autobús. Me subo yo de primera y ellos dos, de la mano (como no), después de mí. Me siento en unos de los asientos del medio del autobús, en el lado del pasillo, dejando mi mochila en el asiento de al lado. Voy sola. Siempre voy sola.
Voy leyendo Las ventajas de ser un marginado cuando de pronto alguien interrumpe mi lectura.
-¿En serio? Eres una friki de los libros. ENANA.
Es Juan, uno de los repetidores de mi clase. Me lleva dos años, va en cuarto de la ESO, y no deja de molestarme. Paula, mi mejor amiga, tiene la teoría de que es porque le gusto. “¿No dice el dicho, al fin y al cabo, que los que pelean se desean?”. Luego le doy una colleja y se le pasa.
-Déjame en paz –le digo. Será más fuerte que yo y todo eso, pero en un duelo verbal no me gana ni de coña.
-En serio, si tuvieras una vida social no leerías tanto.
Mi adrenalina empezó a inundar mis venas: ¡al fin podría usar mi frase estrella en una discusión!
-No leo porque no tenga una vida, sino porque he decidido vivir varias.
¡BAM! No os imagináis las ganas que tenía de poder decir eso y dejar así a los que se burlan de mí.
El autobús arrancó, de forma que Juan tuvo que coger un asiento y dejarme en paz.
Tenéis esta historia en Wattpad y todas mis redes sociales en el lateral del blog.
Att: Brianna Maio.

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